25.3.06
El Puente
En las postrimerías de la dictadura perezjimenista y a pesar del desarrollo vial que caracterizó este período, en el Zulia quedaba mucho por hacer, pues aún se mantenía el uso del ferry para comunicar Maracaibo con el resto del estado Zulia y el país.
Es por ello, que ante las numerosas quejas presentadas y el inevitable desarrollo del país, el ministro de Obras Públicas, Dr. Oscar Rodríguez Gragirena, anunció la construcción del puente sobre el Lago de Maracaibo Rafael Urdaneta, en honor al insigne prócer zuliano.
Tras la firma del contrato, se nombró diseñador al ingeniero italiano Ricardo Morandi en (1957), quien se encargó de dirigir la imponente obra que consistiría de una estructura de concreto con una extensión de 8.720 metros de largo por 17.40 metros de ancho, con cuatro canales de 7.20 metros cada uno separados por una isla central de 1.20 metros con dos aceras de 0.90 metros cada una. Con este paso, se creó una fuente de empleo directo e indirecto en esta zona, puesto que entre las condiciones de su puesta en marcha, estaba la utilización de material exclusivamente nacional y mano de obra criolla.
El proyecto del Puente sobre el Lago abarcaría no sólo la estructura en sí, en la que el tramo más largo sería el central, con 400 metros, y por la parte inferior permitiría el paso de barcos de hasta 100 mil toneladas, sino la creación de un distribuidor con vías al norte y al sur de Maracaibo.
Lograr estas metas fue posible en un tiempo de 40 meses de trabajo continuo y finalmente el 25 de agosto de 1962, el entonces presidente Rómulo Betancourt, hizo entrega de la obra, en su momento la más grande del mundo, ante más de 200 mil personas. Con la puesta en marcha del puente, se logró reducir significativamente el tiempo necesario para atravesar el lago de 45 minutos (en ferry) a sólo 10.
Pero la alegría no duraría mucho tiempo...
En 1964, el buque Esso Maracaibo, perdió el control de la dirección debido a fallas eléctricas y en el medio de una trágica noche, chocó contra las pilas 31 y 32. El resultado fue la muerte de 5 personas, la caída de más de cien automóviles al agua y la ruptura en la parte central de la obra.
Para los zulianos, éste fue un duro golpe. Hubo que volver al sistema de ferrys por más de un año mientras se reconstruían y reforzaban las vías. En 1965 se reanudó el tráfico a través del puente.
Desde entonces, no se han vuelto a presentar daños de este tipo, aunque sí algunas tragedias como la ocurrida en 1991, cuando una falla mecánica ocasionó la caída de un bus a las aguas del lago, dejando un saldo de 34 muertes.
La preocupación por evitar nuevos episodios tristes ha llevado a la colocación de sensores de velocidad, fibras ópticas, pantallas electrónicas, seis cámaras y el registro real de las unidades que pasan por cada caseta de peaje, garantizando así la reducción de posibilidades de episodios que lamentar.
Hoy día, el Puente Rafael Urdaneta sigue ofreciendo un hermoso espectáculo tanto de día como de noche, con un sistema de luces de colores cambiantes, la creación del Museo del Puente y la promesa de un recorrido que, en las palabras de la conocida gaita, sigue "nublando la mente"...