New York Times
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Hace dos años, cuando Doug Finley, de Sparta, Nueva Jersey, sopesó la idea de dejar la fotografía comercial, pensó en el consejo habitual que se da a aquellos que se encuentran ante una encrucijada profesional: dedícate a hacer lo que te gusta.
Eso la hizo pensar en Elle, la bien educada cockapoo que había comprado con su esposa en 1993.
“Estaba enamorado de ella”, dijo Finley, que ahora tiene 54 años. “Pensé que la había adiestrado tan bien que quizás podría convertirme en adiestrador de perros”.
Bienvenido al club.
Encontrar a un dueño de perro abrigando la ilusión de convertirse en un adiestrador de perros se ha convertido en algo tan difícil de encontrar como un camarero con currículum.
En los últimos años, más gente que nunca ha empezado a enseñar buenos modales a sus perros. Una razón es que el adiestramiento de perros ha recibido atención en al menos media docena de programas de televisión, incluyendo ‘It’s Me or the Dog’, en el canal Animal Planet, y el inmensamente popular programa de César Millán, ‘Dog Whisperer’ en el canal National Geographic.
Otra razón es que los dueños de perros de hoy tienen expectativas más altas con respecto a sus mascotas, de modo que solicitan ayuda profesional más prontamente que en el pasado. En algunos casos, lo hacen para domar a un animal con problemas de conducta adoptado en un refugio; en otros, porque quieren que sus caros perros de raza se comporten de una manera que pueda aprobar Emily Post.
Los perros, criados en el pasado para la caza y el pastoreo, ahora son más valorados por su capacidad para estarse quietos, caber en un bolsillo y ser peludos y fáciles sucedáneos fáciles de niños.
“Esta mañana me escribieron tres personas preguntándome cómo podían llegar a ser adiestradores”, dijo Martin Deeley, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Profesionales Caninos. “Es porque son cada vez más necesarios. La gente está tratando a sus perros como si fueran niños y quieren que tengan buenos modales como cualquier otro miembro de la familia, pero realmente no puedes enseñar a un perro como se enseña a un niño, y eso lleva a la demanda de adiestradores”.
Adiestrados novatos son seducidos por las ventajas del oficio, como pasar el tiempo al aire libre en compañía de los cachorros, así como horarios flexibles con una paga decente sin tener que pasar años educándose. Pero aprenden pronto que el oficio también implica horarios raros, complicaciones emocionales con familias angustiadas y, de vez en vez, decisiones que podrían terminar con la vida de un perro.
Estas preocupaciones no han frenado el crecimiento de las filas de personas que quiere convertirse en adiestradores caninos, especialmente ahora que muchos en la industria han abandonado los diarios enrollados, los collares asfixiantes y otros severos métodos de adiestramiento que eran, en el pasado, la norma.
En 2006, había 43 mil adiestradores de animales, de los cuales al menos el cincuenta por ciento trabajaba con perros, de acuerdo a la Oficina de Estadísticas Laborales, una cifra que se ha casi triplicado desde 2000.
Henry Kasper, analista de proyecciones de empleo de la oficina, estima que la industria del adiestramiento animal está creciendo a un ritmo dos veces superior al promedio de la industria.
Brian Kurth, fundador de VocationVacations, una firma que ofrece cursos de aprendizaje a los interesados en potenciales cambios de carrera, dijo que el adiestramiento canino es una de las profesiones más solicitadas por la gente, junto con las transmisiones deportivas y la vinicultura.
Asombrosamente, muchos de los nuevos adiestradores han dejado sus empleos de cuello blanco para educar perros y a sus amos, dicen informantes de la industria.
Hace dos años, David Ryan, entonces de 42, siguió de cerca a un adiestrador de perros durante un periodo de aprendizaje en VocationVacations. En esa época, dijo Ryan, ganaba unos ochocientos mil dólares como banquero internacional en el HSBC.
Pero Ryan dijo que decidió pasarse al adiestramiento de cachorros ese primer día de instrucción.
“Me sentí bien inmediatamente”, dijo. “Me pasé esos días investigando si lo podía convertir en un oficio rentable. ¿Podía redondear las cifras? Parecía que sí se podía porque ha habido una enorme explosión de la industria del cuidado de mascotas”.
Algunos colegas encuentran esos cambios de carrera difíciles de entender. Después de años de planificación, Noelle Fischer, de Huntington, Long Island, dejó su trabajo de ochenta mil dólares al año como abogado de quiebras para enseñar modales a los perros. Cuando el año pasado anunció que se marchaba, cuenta Fischer, 35, “todos pensaron que era una broma”.
Pocos de los que entran a la profesión se dan cuenta de que la parte más difícil no es diferente a la de otros empleos: tratar con gente.
“¿Qué es lo que ocurre? Algunos se dedican al adiestramiento canino porque aman a los perros y no se llevan bien con la gente, pero en realidad el trabajo consiste en un noventa por ciento en el adiestramiento de personas”, dice el doctor Ian Dunbar, veterinario y fundador de la Asociación de Adiestradores Caninos, un grupo de seis mil profesionales.
Más de un cuarto de los miembros de la asociación han estado adiestrando durante menos de cinco años.
Renee Payne, de Brooklyn, que ha sido adiestrador de perros durante una década, señala rápidamente que el trabajo no es todo caricias y castigos.
Payne responde en todo momento a las preocupaciones de los clientes: ¿Deberíamos ponerle un collar eléctrico a nuestra mascota para quitarle la costumbre de olfatear a nuestro gato?
Después de frustrantes experiencias con dueños de mascotas testarudos, algunos de los internos de Payne abandonan, para no volver más.
“Algunos adiestradores se lo toman personalmente cuando le dicen a los dueños una y otra vez lo que deben y no deben hacer”, dice.
No hace mucho, poca gente había oído hablar de la psicoterapia canina, para no decir nada de considerar la posibilidad de trabajar en ese oficio.
“Hace veinte años, cuando le decías a alguien que eras adiestrador de perros, te preguntaban qué era eso”, dice Brian Kilcommons, un experto en conducta canina de Auburn, Nueva Hampshire, que, con su socia Sarah Wilson, ha escrito varios libros sobre adiestramiento canino.
Kilcommons dice que hoy lo llaman diez veces más personas que hace cinco años, para preguntarle qué hacer para entrar al oficio.
Programas de televisión sobre adiestramiento canino también han difundido las características de la profesión. En los últimos meses, seis productores han contactado a Dunbar, de la Asociación de Adiestradores Caninos, para consultarle sobre series sobre adiestradores de perros que están en proyecto.
Muchos de los nuevos programas son una respuesta al éxito de Millán, demostrativamente el primer adiestrador de perros que se ha convertido en un nombre familiar (con todo respeto a Charlie Brown). Millán tiene aparentemente ese toque mágico que le permite domeñar a un perro difícil tras otro.
“Cuando lo haces bien, parece fácil”, dice Kilcommons. “La gente piensa: ‘Oh, qué fácil es. Yo también lo podría hacer’”.
La demanda de adiestradores también ha crecido ahora que el refinamiento de las maneras caninas se ha convertido en una rutina para los nuevos dueños de mascotas -como una nueva madre que sigue un curso prenatal.
“Ahora es una cosa que se hace automáticamente”, dijo Payne. “Como hacer yoga”.
Hay muchas escuelas sobre cómo tratar problemas comunes, a veces extremos, como el chupeteo, la ansiedad y la agresión. Esos debates no son inútiles para los dueños de mascotas o los adiestradores dedicados.
“Esta es una profesión donde tienes que decidir entre la vida y la muerte”, dijo Kilcommons. “El perro que debe ser dormido y no lo es, podría atacar a una persona. Por otro lado, un perro que tiene problemas que pueden ser solucionados, pero que están más allá de la capacidad de un adiestrador, puede terminar en un canil”.
La industria no conoce prácticas profesionales reguladas oficialmente, así que muchos adiestradores veteranos, que siguieron prolongados periodos de aprendizaje con adiestradores establecidos, se preocupan sobre la llegada de novatos menos preparados.
¿Puede un dueño de mascotas medir las capacidades potenciales de un adiestrador?
Encontrar a un adiestrador que haya aprobado el examen oficial que ofrece el Consejo de Certificación de Adiestradores Caninos Profesionales es una manera. Los adiestradores deben tener al menos trescientas horas de adiestramiento antes de rendir el examen, que cubre temas como cría de animales y análisis aplicados de conducta, dijo Parvene Farhoody, presidente del consejo, que desde 2001 ha autorizado a mil quinientos adiestradores. Hay muchos modos de entrar al campo de los adiestradores, desde cursos por correspondencia hasta un diploma de bachillerato o maestría en zoología o etología.
Fische, que ahora gana hasta 140 dólares por hora, escogió la ruta más apreciada por los veteranos: pasó cinco años haciendo aprendizaje los fines de semana, con profesionales experimentados, antes de abrir su consulta.
Ryan, el ex banquero de HBSC, se matriculó en un programa de seis meses en la Escuela de Adiestradores Caninos Profesionales Tom Rose, en High Ridge, Montana, y luego asistió a seminarios sobre métodos de adiestramiento. Ahora cobra noventa dólares por hora en Rye, Nueva Hampshire.
Doug Rountree, de Louisville, Kentucky, eligió una ruta menos rápida. Hace dos años, Rountree, entonces un gerente de tecnología de la información, compró acciones en Bark Busters, una franquicia internacional con 245 adiestradores. La compañía le dio tres semanas de adiestramiento intensivo, cerca de cuarenta horas de deberes, le sugirieron que diera algunas charlas gratuitas y luego le permitieron abrir una tienda.
Bark Busters se fanfarronea de que hay adiestradores que han abandonado sus carreras como ejecutivos de Fortune 500, científicos que estudiaban el genoma humano y agentes de bolsa, para unirse a sus filas. Pero su método no incluye teorías sobre la modificación de la conducta animal que favorecen muchos adiestradores. En lugar de eso, el método se basa en la comprensión de lo que llaman la ‘psique canina’ y en comunicarse con los perros como lo haría un ejemplar alfa.
“La gente puede ser muy cerebral sobre este asunto”, dijo Liam Crowe, presidente de Bark Busters en Estados Unidos. “Los perros son los criaturas más sencillas del planeta”.
Finley, el fotógrado, no creía lo mismo cuando pasó un tiempo como adiestrador en VocationVacations en 2005.
“Yo era ingenuo e idealista”, dijo. “Pero necesitas un montón de paciencia, que yo realmente no tengo”.
Ahora está considerando iniciar una nueva carrera como reparador de llantas.
[Anna Jane Grossman]