28.9.06

Canelo



Resulta que hace unos años en Cádiz hubo un señor que, enfermo , acudía diariamente a diálisis (cualquiera sabe lo que es eso) al Hospital Puerta del Mar. En su paseo lo acompañaba siempre su amigo Canelo.

Un día el hombre se puso peor y los médicos decidieron que se quedara en el Hospital. Nadie avisó a Canelo, asi que siguió en la puerta, esperando. Pasaron los días y el señor se murió. Pero su amigo, que no se había movido de la puerta en unas semanas, siguió sin darse por enterado.

Las personas que trabajaban en el Hospital y los vecinos de la zona, se fueron dando cuenta de la presencia del perro y alguien les contó la película. Canelo cruzaba la avenida y acudía rutinariamente a buscar a sus ‘vecinos’ para que le dieran algo que le posibilitara la espera. Pero una vez conseguida su ración diaria, volvía a la escalera del Hospital a hacer guardia...


Pasaron muchos años, 12 años dicen los periódicos... Canelo tuvo que soportar el acoso de los perreros municipales, y de esas personas que quieren ver siempre limpio todo lo que les rodea, aunque por dentro estén llenos de mierda. Los vecinos y algunas protectoras de animales se erigieron en defensores de Canelo que siguió viviendo junto al Hospital. Cuentan que la asociación Agaden lo mantuvo vacunado y sano todo ese tiempo, y comida no le faltó. Pero su casa era la calle, junto al Hospital. Nadie supo convencer a Canelo de que su amigo se habia ido hace 12 años y que no volvería.



Un mal día, y siendo ya mayor, lo atropelló un coche. Sus reflejos y su vitalidad ya no eran los mismos, y la carretera no entiende de méritos.

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Al cabo de un par de años, el ayuntamiento de Cádiz decidió dedicarle una callecita que linda con el Hospital. Junto al rótulo una plaquita donde aparece su cara en relieve. Yo he visto la calle y no es gran cosa. Asi que creo que la calle sale ganando con este homenaje más que Canelo. La ciudad de Cádiz tiene un atractivo turístico más. Una leyenda urbana que no es tal porque está perfectamente documentada.

Durante ese tiempo Canelo salió en la tv varias veces, fue un perro “mediatico” y conmovedor. Como uno de esos poetas o artistas fallecidos que sirve a los políticos y a los culturetas para pelearse, regatear o discutir mientras ellos permanecen ajenos en el cielo o en su gloria póstuma.

Canelo hizo de la esperanza y la paciencia un modo de vida. También hay personas que dicen que Canelo olvidó a su amigo a los pocos meses. Y que simplemente permaneció allí haciendo de ese lugar su territorio y disfrutando de una manutención segura proporcionada por todos los amigos que hizo. Son personas que dicen que la gente tiende a “humanizar” (=atribuir conductas propias de humanos) a los perros mientras que nosotros no somos nada humanos y simplemente nos guía la necesidad y el instinto.

El caso es que esos políticos que dedicaron a un perro difunto una callecita, no regalan a los habitantes de Cádiz ni 100 metros de playa donde poder pasear perros. Cádiz tiene kilómetros de playa, pero la sola presencia canina constituye un delito sancionable con multas para el dueño. Durante todo el año, a ninguna hora, ni un solo metro de playa para el amigo Canelo, aunque vaya con correa y bozal. Tampoco parques ni zonas de expansión (en Cádiz no hay suelo... para eso estaría la playa) donde ir suelto. En los que ya existían, quizas permitan ir atado. En los que construyen nuevos, te prohíben la entrada.

No me extraña que haya gente que trate de “humanizarnos”. Realmente necesitarían que lo fueramos para enseñarles cuatro cosas que ellos han olvidado.