19.4.06
Inteligencia canina
Anticipándose a la teoría de Darwin, sobre la inteligencia del perro, Aristóteles parece sostener que la habilidad mental de los perros y las personas difieren solo en grado. Tanto los humanos como los perros tienen emociones, pero la de las personas son más compleja. Ambos aprenden, recuerdan, resuelven problemas y se benefician de la experiencia, solo que en todos los casos las personas lo hacen mejor.
El tema de inteligencia, es muy polémico, así que recurrimos a un diccionario de Etología y pudimos rescatar el siguiente texto: Inteligencia es el índice de capacidad en tareas que requiere actividad cognitiva (o sea de conocimiento) Podemos decirles que existen numerosos ejemplos y demostraciones de la conducta animal inteligente, pero la validez del test de inteligencia propuestos, están expuestos a la crítica sobre la base que no es posible diseñar un test de “Resolución de problemas” que no este condicionado por las características de la especie consideradaHay un sector de que niegan la inteligencia del perro, claro está que esto depende mucho de la definición a que nos ajustamos, si tomamos la inteligencia como la capacidad de descubrir relaciones abstractas, se negará obviamente la existencia de ésta en el animal, pero si definimos inteligencia como lo hizo el científico S. Kinner como la capacidad de aprender, prueba de la caja, entonces indudablemente que la tiene, no desde el punto de vista tan complejo como el hombre, pero si siguiendo un sistema estructurado basado en la asociación.
Una investigación interesante es la que hicieron Louisse y Jean Pierre Robert. Ellos se expresaron de esta manera con una pregunta inicial:¿ Para describir y evaluar la inteligencia de un perro es conveniente utilizar, los mismos términos, las mismas pruebas, que para el hombre?Esto sería caer en el antropomorfismo, es decir, asimilar el comportamiento del perro, al hombre.Aunque el perro, parece que en su prolongado contacto con el hombre, ha aprendido a vivir como él, pero dejamos asentado que las bases de su comportamiento psicológico, son muy diferentes. El psiquismo humano es muy complicado, el del perro es más simple. Por supuesto, su cerebro es menos complejo, pesa relativamente menos y sus circunvoluciones, son menos numerosas que el cerebro humano. Pues bien, nuestro primer problema ¡ es no humanizar al perro! Continuaban diciendo, estos dos reconocidos etólogos franceses:¿Cómo es posible evaluar la inteligencia de un individuo, cuando no se lo puede interrogar?Al investigador solo le queda un recurso y es de observar al individuo en una forma más rigurosa, desprovista de toda posible interpretación, según los conceptos humanos. Uno comúnmente, vacila en usar el término “inteligencia” cuando se trata de un perro, por lo que asociará la palabra inteligencia, a la memoria y a veces al instinto.
El perro aprende, pero se puede afirmar que no comprende. Actúa porque ha aprendido que tendrá derecho a una recompensa o no actúa a causa de la perspectiva de un castigo. Su inteligencia se reduce pues a una cuestión de memoria, y está siempre conectada a las sensaciones. Como en todos los seres vivos estas sensaciones están provocadas por los estímulos sensoriales externos. La excitación local produce la formación de un flujo nervioso que analizado por el cerebro, provoca reacciones primarias de tipo emocional. Así el tono del perro que ladra ante la vista de un visitante desconocido será diferente del tono que emplea cuando ve llegar al dueño.En el hombre una reacción emocional se expresa con manifestaciones especiales, como ser, lágrimas, sonrisas, risas, gritos, etc.En el perro estas reacciones son menos expresivas y más limitadas, como ser agitación de cola, movimiento del pabellón de orejas, saltos, gruñidos etc.Ratificamos lo dicho anteriormente, contestar, sobre el verdadero significado de la inteligencia es difícil. En 1926 el Diario de Educación Psicológica de Washington EEUU pidió a una cantidad considerable de intelectuales y psicólogos que definieran que era “inteligencia”, el grupo después de varios días de arduo debate, no logró llegar a un consensoCincuenta y seis años más tarde en 1983 los psicólogos Robert Stenberg de la Universidad de Yale y Douglas Detterman de la Universidad de Case Western Reserve volvieron a intentarlo. Requirieron en esta ocasión la opinión de 23 expertos mundiales en inteligencia y recopilaron sus respuestas, todavía había mucho desacuerdos, no pudiéndose llegar a una definición general.Una vez aclarada estas circunstancias continuamos con nuestra exposición.
Algo de los perros que es interesante hacer notar, es la inteligencia interpersonal, que ellos poseen, que incluye la habilidad de llevarse bien con los demás y saber asumir un papel de liderazgo. Podemos decir que ellos reaccionan con los signos apropiados sociales ante las personas u otros perros, (un ejemplo común podría ser “cuando nos miran y mueven la cola”, con la esperanza que compartamos la comida con ellos) La inteligencia interpersonal también se manifiesta, cuando el perro inicia un juego con otro perro, o trata de comunicar sus necesidades a una personaLa inteligencia interpersonal, en otras palabras, es la base de la comunicación.
Rescatamos una historia sobre inteligencia adaptativa del perro, que narra el conocido y renombrado psicólogo y adiestrador Doctor Stanley Coren Profesor de la Universidad de Vancouver Canadá, escritor y autor de un best seller llamado “El síndrome del zurdo”Cuenta que... “Una persona que visitaba su casa se sorprendió al ver que Flint su pequeño terrier escocés, empujaba su bebedero vacío por el piso de la cocina en dirección a él Flint lo rempujó unos 30 centímetros y al ver que su dueño no reaccionaba otra vez volvió a empujar unos centímetros más y se paró a mirarle.Repitió esta acción varias veces hasta que Coren le preguntó “¿Quieres agua?" Entonces Flint lanzó un ladrido expectante y meneó el rabo mientras se llenaba de agua el recipiente. Cuando volvió a colocar el bebedero en su lugar acostumbrado, Flint bebió y luego salió contento de la cocina. A pesar de que el visitante debía pensar que esta actividad debía implicar un gran despliegue de pensamiento, planeamiento, y comprensión de parte del perro, en realidad era un ejemplo básico del funcionamiento de la inteligencia de adaptación.La secuencia del aprendizaje era muy simple e implicaba un hecho no planeado en el ambiente del perro. La modificación adaptable en el comportamiento de Flint debió haberse originado un día en que vió su plato de agua medio vacío, y al tratar de beber las últimas gotas, empujó el bebedero unos cuantos centímetros por el pisoComo es de metal hace un ruido inconfundible sobre la cerámica del piso. Es posible que al oir el ruido su amo, le halla llenado el plato, y Flint fue recompensado por la ansiada agua.Después de unas cuantas instancias de esta secuencia, los componentes de adquisición de su inteligencia le permitieron formar una asociación entre el ruido de metal sobre el piso, y la oportunidad de saciar su sedLos componentes de retención le permitieron recordar la asociación y quizás también que cuanto más fuerte el ruido, más pronto reaccionaba yo. Ahora cada vez que su plato esta vacío, los componentes de ejecución le permiten seleccionar una actividad que produce el ruido metálico, es decir, empujar el plato con el hocico. Si Flint, ejecutara la misma acción para otra persona, o si tratara de conseguir una comida extra empujando el plato vacío por el piso, estaría demostrando los componentes de transferencia de su inteligencia de adaptación...”
Si tratamos la inteligencia de adaptación creo conveniente tratar sobre la inteligencia de conducción, eso lo vemos en las exposiciones cuando los perros se presentan, o están en una competencia de adiestramiento o están desarrollando un objetivo de su formación especial o de defensa, o de caza o antidroga o sanitario etc y etc.Una buena inteligencia de ejecución es lograr que el perro tenga deseos o voluntad de ejecutar actividades aprendidas o de resolver problemas inmediatos que los desee su amo humano. Además dentro de las variables en las esferas de la inteligencia, el perro debe tener una atención prolongada, es decir, debe ser capaz de concentrarse en una tarea en un lapso razonable. Esto es importante en el trabajo de obediencia porque a veces llegar al significado de una nueva orden no se da enseguida; deben hacerse varios intentos y prácticas para estampar la asociación en la memoria del perroDe esta manera, el perro no solo debe fijar la atención en la tarea sino que debe ser persistente, y no aburrirse o sentirse frustrado demasiado pronto. El perro debe ser flexible, si al principio no logra el objetivo, debe intentar otra estrategia y no repetir la respuesta previa equivocada.
El perro necesita dominio mental para suprimir otras actividades y controlar su reacción ante vistas, sonidos y olores interesantesSin este control se distraerá con facilidad. Esta capacidad para resistirse a la distracción, es una de las características que los psicólogos encuentran como rasgo muy común en seres humanos muy inteligentesSi bien la inteligencia de adaptación mide lo que el perro puede hacer por si mismo, la inteligencia de conducción debe ser vista como lo que puede hacer el perro por las personas. Eso nos haría pensar que estas inteligencias solo se dan en los perros domésticos, pero esto no es lo exacto se da también en los perros salvajes. Cada animal de una jauría recibe ordenes de su Jefe el Alfa y ejecuta lo ordenado cumpliendo de esta manera su papel en la jauría Estos son los dos componentes que participan en su inteligencia obediente: aprendizaje y control social.
Por último mencionaremos una tercera inteligencia, la llamada instintiva que comprende todas las habilidades y comportamientos que son parte de nuestra programación genéticaLas habilidades que hereda el perro, ya sean a través de la acción del humano que ha manipulado deliberadamente la composición genética, o mediante la selección natural, se convierten en características que determinan la diferencia de las razas.Estas características genéticamente determinadas y las predisposiciones del comportamiento constituyen la inteligencia instintiva de los perros