Puerto Rico
Los sábados a las 11:00 de la mañana comienza su día de trabajo en el San Jorge Children’s Hospital, en Santurce. Unos 100 niños y niñas pacientes de oncología comparten un momento de alegría con el afable perro Golden Retriever, de pelaje dorado.
Con sus ojos llenos de ternura busca a cada pequeño que aguarda su llegada en el cuarto del hospital pediátrico. En este momento se unen perro y paciente, quienes se embriagan de cariño y regocijo por un instante inolvidable.“Científicamente no se ha comprobado si las visitas de Maximus mejore la condición médica de los pacientes. Sin embargo, sí está comprobado que el estado de ánimo mejora. La alegría invade al niño o niña que interactúa con el perro”, comenta Adalisse Martínez, directora de relaciones públicas del Hospital San Jorge.En los años que lleva trabajando, sólo cuatro padres se han negado a que Maximus visite a sus hijos en la habitación. “Son personas que no le gustan los animales. Y les trasmiten a sus niños o niñas ese comportamiento ante los animales”, comenta Norma Couto, dueña de Maximus. Couto está involucrada en agrupaciones que velan por el bienestar y los derechos de los animales. Además, trabaja hace 13 años en el campo de las telecomunicaciones.Maximus, de cinco años de edad, es un perro de terapia entrenado sólo con ‘refuerzo positivo’. En este método de enseñanza “se ignora el comportamiento negativo del animal. Si Maximus muerde insistentemente una planta, le doy un juguete para perros para que deje de hacerlo, si lo acepta le doy una galletita”, señala la “mamá de Maximus”, como se nombra insistentemente.
Con sus ojos llenos de ternura busca a cada pequeño que aguarda su llegada en el cuarto del hospital pediátrico. En este momento se unen perro y paciente, quienes se embriagan de cariño y regocijo por un instante inolvidable.“Científicamente no se ha comprobado si las visitas de Maximus mejore la condición médica de los pacientes. Sin embargo, sí está comprobado que el estado de ánimo mejora. La alegría invade al niño o niña que interactúa con el perro”, comenta Adalisse Martínez, directora de relaciones públicas del Hospital San Jorge.En los años que lleva trabajando, sólo cuatro padres se han negado a que Maximus visite a sus hijos en la habitación. “Son personas que no le gustan los animales. Y les trasmiten a sus niños o niñas ese comportamiento ante los animales”, comenta Norma Couto, dueña de Maximus. Couto está involucrada en agrupaciones que velan por el bienestar y los derechos de los animales. Además, trabaja hace 13 años en el campo de las telecomunicaciones.Maximus, de cinco años de edad, es un perro de terapia entrenado sólo con ‘refuerzo positivo’. En este método de enseñanza “se ignora el comportamiento negativo del animal. Si Maximus muerde insistentemente una planta, le doy un juguete para perros para que deje de hacerlo, si lo acepta le doy una galletita”, señala la “mamá de Maximus”, como se nombra insistentemente.
Otro En Casa
El día de trabajo de Maximus termina a la 1:00 de la tarde. Al llegar a casa, como también acostumbra en sus días libres, “se comporta como un niño. Toma una pelota de tenis con su boca, y de ahí nadie se la saca. ¡Ay bendito, vive con una bola de tenis en la boca. Recibe a todo el que me visita con ella. La pone en el sofá como diciendo: ‘Ésta es mi bola, mírala’. Coge la siesta con la bola, ve televisión con la bola…” cuenta Norma.“Le muerde las patitas para buscar juego”, añade. Maximus tiene dos compañeros a quienes acosa para que jueguen con él. Denver, un perro viejito, y Joy, la niñera, una satita adoptada en el Albergue de Animales de Guaynabo. Joy se encarga de cuidar a Maximus y Denver.Maximus, quien tiene sus vacunas al día, lleva una dieta alta en nutrientes, por eso “desde el día en que nació come Pro Plan. Aunque le faltan tres años para ser un adulto su veterinario recomienda que se le de comida de ’senior’, pues ésta estimula su organismo a prepararse para adulto”.Su ejercicio consiste en correr una o dos veces en semana por un periodo de 20 minutos. Recibe un baño mensual y su melena dorada se peina todos los días.Es un perro muy dispuesto ante el lente de la cámara. “Naturalmente posa para las cámaras”, dice Norma. Esa espontaneidad se debe a que su padre, Bruno, fue un actor de comerciales. Mía, su madre, en 1997 fue campeona mundial de obediencia.¿Cómo Se Entera el Hospital San Jorge de Maximus?Maximus visitaba las escuelas con el fin de enseñarles a los niños a prevenir el maltrato. El hospital se enteró e invitó a Maximus a un programa piloto de relaciones públicas del la institución. El impacto fue tanto que Maximus quedó contratado.
Los Perros de Terapias
Los Perros de Terapias
No cualquier perro puede ser terapeuta. Según la Asociación Internacional de Perros Terapeutas, para que un can sea considerado como tal requiere tener buena salud, seguir órdenes y saber caminar con alguien al lado, entre otros. Se necesita un perro que pueda ser entrenado y que esté acostumbrado a los extraños.Según Norma Couto, dueña de Maximus, “el entrenador debe conocer bien el comportamiento del perro, además de enseñarle obediencia canina, se le enseña socialización. El entrenamiento es un asunto diario. Es una mezcla de varios factores: la línea del perro y el temperamento”.
Algunos beneficios que pueden aportar un perro:
# Acompañamiento
# Apoyo afectivo
# Mejora de la socialización
# Apoyo emocional
# Estimula la comunicación
# Reduce la ansiedad y el estrés
# Mejora el estado psicosocial
VIDEO DE MAXIMUS