Perro molosoide originario de las Islas Canarias. En los Acuerdos del Cabildo de Tenerife, en las Ordenanzas de Tenerife, y en los Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura, a partir del Siglo XVI, se habla, entre otras razas caninas, de perros de presa. Lo más lógico es pensar que este can fue introducido en Canarias por los conquistadores y colonos españoles. Luego, con el tiempo y el aislamiento, pudo derivar en una raza completamente diferenciada. Cabe pensar también en la posibilidad de que, por influencia de otros perros traídos por otras partes (Gran Bretaña, Cuba, etc.), su tipologia fuera modificada en alguna medida. Lo cierto es que este can de presa, de voluminoso cuerpo y cabeza, algo linfático, y de extraordinario temperamento, se vino utilizando en el Archipelago Canario para la guarda de haciendas, para el cuidado del ganado vacuno y como auxiliar de carnicero en el sacrificio de las reses. En su evolución, a partir de finales del Siglo XIX, lo que podríamos considerar el perro de presa moderno, se perfila desde el punto de vista racial, con influencia del perro majorero o Bardino Majorero, que es el que le confiere esa característica tan peculiar que hace que el perro de presa canario se diferencie de las restantes razas molosides. En las últimas décadas se le ha utilizado frecuentemente como perro de combate. La labor incesante de la recría ha conseguido que el Presa Canario se encuentre ampliamente difundido y en la actualidad se le cría y selecciona con el concepto de raza.
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