29.11.08

Una Chihuahua salta a la fama





No fue Angelina Jolie la gran estrella del verano en Hollywood. Mucho menos Keira Knightley. Ni siquiera Halle Berry. La protagonista del mayor éxito de taquilla de la temporada es una coqueta y sifrina perrita chihuahua de nombre Chloe que sin tener fama de estrella logró recaudar 52.5 millones de dólares en apenas una semana.


Y todo gracias a la película Beverly Hills Chihuahua, del cineasta Raja Gosnell (el mismo de Scooby-Doo, Jamás besada y Mi pobre angelito 3), en la que Chloe debe transitar por una serie de terribles situaciones originadas por un secuestro que la llevarán finalmente a replantear su manera de ser, que no su estilo de vida. Habituada a lucir diamantes y vestir botitas, así como vestuarios perrunos de lo más chic, Chloe goza de la adoración de su dueña (a quien la actriz Jamie Lee Curtis le ha prestado su voz), y del amor de un chihuahua callejero apodado Papi


Pero más allá de una aparente película de perros que hablan y razonan, Una chihuahua de Beverly Hills pretende llamar la atención sobre la importancia de las raíces culturales. Es lo que reafirma Raja Gosnell vía telefónica. "Definitivamente es una historia sobre las raíces culturales, sobre la importancia de poder apreciarlas y de sentirse orgulloso de ellas. De conocerlas y tomarlas como un arma valiosa que tienes para tu propia vida", señala. No en vano, agrega el cineasta, Chloe irá a parar a las ruinas prehispánicas del estado de Chihuahua, donde habita una miríada de canes que le hacen ver a la perfumada perrita cuál es la verdadera medida de su tamaño y cuál la potencia de sus ladridos.


-¿Qué expectativas tenía con esta película? -


Yo estaba enamorado de los personajes, y además tenía una sganas enormes de mostrar las bellezas mexicanas, las playas, la vida de las ciudades, los desiertos, las comidas, la gente. Así que, ¿por qué no hacerlo? -¿Por qué hacer una pe- lícula de perros? -Me encantó la historia de los perros chihuahuas rescatados de los refugios, todos son increíbles. No tenía idea de cómo era el entrenamiento de esos perros refugiados.


-¿Qué hicieron para que los perros fueran buenos chicos? -


Eso sí fue un gran reto. Nosotros queríamos que actuaran lo más humano posible, que pudieran actuar con soltura, que asumieran los roles pautados para ellos, y que no se olvidaran de sus tareas. Todos teníamos que estar muy pendientes, cuidar a los perros y que ellos siguieran las pautas naturalmente. Confieso que trabajé más duro que nunca con los entrenadores. Fue un reto porque no son actores humanos. -La película cuenta con importantes actores que prestan sus voces a los animales... -


Todos son amantes de los perros, y cada uno de ellos ha aportado un ritmo y estilo particular. Algunos actores ya habían trabajado con perros con anterioridad como George López y Eddie Sotelo, y de alguna manera ellos también han sido como unos mensajeros culturales, que le han aportado algo especial y particular a cada personaje.


-¿A quién tuvo que convencer para que hiciera la voz? -


A Drew Barrymore le envié el guión, y su respuesta fue sencillamente: "¡Vamos a hacerlo!". Uno va conociendo a los actores y sus voces. Lo importante es que lo hicieran de manera natural, que diera esa impresión de normalidad y naturalidad muy cercana a la gente. Viendo las imágenes de la película podíamos calzar lo que iban haciendo los perros, y el actor podía entrar a hacer su trabajo según lo que iba resultando, que podía ser algo o muy serio o muy cómico.



-¿Es usted amante de los perros? -


Sí lo soy. Pero la razón de hacer esta película tiene más que ver con la idea de rodar una historia aleccionadora, graciosa y estupenda. Los perros son el pretexto. Lo que más me impresiona de los animales es que se puede intuir su alma detrás de sus ojos. Creo que eso es lo más especial del trabajo con animales. Aún cuando estén sólo sentados, allí se percibe su alma. Por eso contamos con una asombrosa lista de actores que son estrellas de cine y que hacen las voces de los perros, pero no fue necesario hacer un gran trabajo de convencimiento, sino que todos respondieron al guión y vieron que esta no era una película como tantas otras, simplemente con perros que hablan. Además de la historia y los personajes, cuenta Raja Gosnell que si de algo disfrutará el público es de las locaciones de la película: Puerto Vallarta, Guadalajara, Hermosillo -y de allí en particular el desierto de Sonora-, y Ciudad de México. No es lo único que resalta de México, agrega Gosnell.


El vestuario de la dulce Chloe fue encargado a la diseñadora mexicana Mariestela Fernández, quien se estrenó confeccionando ropa para perros. Mientras que Michael McAlister se encargó de los efectos especiales para dar la impresión de que son los perros los que hablan, y de dos animales virtuales: la rata Manuel y la iguana Chico.
Ana María Hernández G.EL UNIVERSAL