12.5.07

Beagles


Hace tantísimo tiempo que se conoce al Beagle en las Islas Británicas que casi se lo podría considerar como una raza autóctona. Es, desde luego, uno de los perros de caza más antiguos, que esta totalmente emparentado con otras razas afines también muy antiguas, como el Foxhound.
Estos perros siempre fueron apreciados por su fino olfato y su particular forma de rastrear, y en clasificaciones caninas se los ha opuesto a los Lebreles, que se ayudan más de la vista que de la trufa para perseguir a su presa.

Se sabe que desde los tiempos más remotos han existido sabuesos al lado del hombre, como fieles aliados para la búsqueda de la comida diaria. Por las pruebas halladas en cuevas, pinturas, y por los huesos encontrados en las excavaciones arqueológicas, se sabe que desde los tiempos más remotos vivía y cazaba con el hombre un tipo de sabueso de cola tiesa y oreja colgantes.

Pruebas tangible de la existencia del Beagle como raza única no aparecen hasta el siglo XV; sólo tenemos la certeza de que había uno o varios tipos de sabuesos muy parecidos a él antes de esa fecha. Durante el reinado de Enrique VII, en el siglo XVI, ya son más fehacientes las evidencias de que la raza existía como tal, aunque es posible, una vez más, de que se tratara de un hermano parecido. Es fácil entender el porqué de las dudas de los cinófilos con respecto a la fecha del origen del Beagle, si se tiene en cuenta que desde la antigüedad se venían haciendo definiciones que bien podrían aplicarse a la raza.

Jenofonte describía, en el año 350 a.C. a unos sabuesos que corresponden, en la mayoría de detalles, al Beagle. Otros dos griegos, Opian y Arian, describían a unos Beagles. El primero era poeta y sus descripciones eran, por tanto, muy detalladas. No obstante no se puede hablar de la palabra Beagle hasta mucho más tarde, en una fecha que corresponde aproximadamente al reinado de Enrique VII (1485-1509).

En 1644 aparece por primera vez la palabra Beagle para definir a un tipo muy específico de sabueso; surge esta palabra en los libros de contabilidad - si así pueden llamarse a los libros de apuntes domésticos de aquella época - pertenecientes a los duques de Belford, que tenían siempre prevista una provisión extraordinaria de alimento para sus Beagles. Cierto es que anteriormente la palabra Beagle había aparecido en las palabras de Jaime I de Inglaterra, como quien quiere describir a un perro de pequeña talla.

A partir de 1650 todas las familias reales británicas disponían de sus jaurías particulares y, si se puede decir de esta forma, de sus líneas de sangre propias. Entre otros, y por la supuesta calidad de sus rehalas, debemos citar a Guillermo III, a la reina Isabel I y a la reina Victoria. Por aquel entonces, cazar no era considerado un deporte exclusivamente para señores, y las reinas pasaban gran parte del día vigilando el estado de sus perros. Existían todavía perros de muy diferentes tallas, algunos de los cuales no pasaban de la mitad de lo que un Beagle normal actual, y otros que alcanzaban la altura a la cruz de un Foxhound.

Durante la segunda Guerra Mundial, la población de Beagles, entonces muy nutridas, decreció enormemente y desaparecieron numerosas líneas de sangre. Los cazadores y criadores que trabajaron para reavivar la raza, buscando nueva sangre y mejores ejemplares, se encargaron de homogeneizarla y de darle un aspecto lógico de sabueso. Desaparecieron totalmente los perros muy pequeños, en vista de que la caza para el zorro era encargada a perros de mayor talla, como el Foxhound, se decidió dar a la raza un formato medio pero fuerte, macizo, no muy alto de patas, pero bien cuadrado.

Los Beagles son los perros británicos que más han sido exportados al extranjero, incluyendo los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y, lógicamente, toda Europa central. También llegaron hasta América del Sur y la India.

En los Estados Unidos se vieron las primeras pruebas oficiales de campo con el Beagle a partir de 1888, y la agilidad de estos perros despertó entusiasmo por doquier. En Inglaterra también se fueron celebrando pruebas de campo, como en Francia o Alemania, pero originaban más afición los certámenes de belleza. Es así que alguna jaurías, afijos y criadores ganaron una enorme popularidad mundial. Podemos hablar de las rehalas de un tal James Russell, que hasta 1910 ganó todos los premios habidos y por haber. James Russell era un conocido cazador, pero sobre todo el mejor criador de Beagles que hubo en la historia, según dicen los entendidos.

Otros nombres famosos son los de sir Frederick Fitz Wygam, los Goff con su afijo Woodvale, el marqués de Linlithgow - que era renombrado por criar Beagles de muy pequeña talla -; más adelante, el famoso afijo Thorpe Satchville, de Otto Paget, fue definitivo para mejorar algunas líneas de sangre. Este hombre conseguía vender sus camadas a precios desorbitados, pero siempre de la máxima calidad.

Sería utópico querer enumerar a todos los afijos y nombres particulares de los que han contribuido a la perfección de la raza. Basta pensar que sólo en Inglaterra, desde hace más de un siglo, no ha habido ninguna exposición canina de belleza importante en que no hayan estado presente unos o varios ejemplares de esta raza. Y son raras las pruebas de campo en América o el Reino Unido que no cuenten con la presencia, a menudo acompañada por el éxito, de un grupo de Beagles.
ANALISIS PSICOLÓGICO
Jose Fernando Castrillón
E-Mail: beaglecolombia@yahoo.com
Web: http://espanol.geocities.com/beaglecolombia


1. Sensibilidades:

Las sensibilidades son la forma y el nivel de reacción del perro frente a estímulos externos.

En el beagle, como en otros perros de rehala (caza en jauría), estas sensibilidades son medias-bajas.

En primer lugar, la sensibilidad mental del beagle es media, lo cual indica que no reacciona muy excitadamente frente a diferentes situaciones de su entorno. En ocasiones el beagle puede mostrarse casi indiferente frente a las personas, objetos y animales que le rodean. Sin embargo, esta sensibilidad no es baja. El beagle es un animal bastante curioso y generalmente observa lo que sucede a su alrededor con detenimiento pero sin alterarse o asustarse demasiado.

Por su parte, la sensibilidad corporal en el Beagle tiene un nivel bajo, esto se debe a que su condición de cazador le exige superar obstáculos físicos resistiendo el dolor y las otras molestias. Por ello el beagle tiene un umbral de dolor bastante mayor que los demás perros de su tamaño. No es raro ver al beagle correr entre cercos o arbustos con púas, terrenos fangosos o pisos helados o muy calientes, etc. Sin mostrar el mas mínimo signo de malestar o incomodidad.

La sensibilidad auditiva es media. Lo cual le permite sopotar bien los sonidos fuertes, incluso de armas sin alterarse demasiado y ello también concuerda con sus cualidades de cazador.

Por último la sensibilidad mas desarrollada del beagle es la Olfativa. En efecto, el beagle, como buen sabueso, se guía preferentemente por su olfato para encontrar su presa. Su misma anatomía está diseñada para favorecer esta sensibilidad: Su cuello es robusto y lo suficientemente largo para permitirle mantener la cabeza pegada al piso. Su nariz es fuerte, grande, sus ventanas nasales amplias y sus patas son cortas.

Esto nos lleva a entender que el Beagle depende mucho de su nariz para entender el mundo. Todo lo capta preferentemente por su éste órgano. Reconoce a sus amos mas por el olor que por los demás sentidos, sus juegos buscan desarrollar su habilidad odorífera, es capaz de discriminar gran cantidad de olores y seguir rastros a través de enormes distancias. Su voracidad se relaciona mas con el sentido del olfato que con el del gusto, por eso el beagle se traga la comida casi entera siempre que le huela bien.

Esta aguda sensibilidad nos enseña mucho de las cualidades de éste perro. Su adiestramiento debe realizarse teniendo en cuenta esta peculiaridad, aprovechándola e incentivándola para conseguir la respuesta deseada del perro. Es decir en el adiestramiento del beagle sirven más los estímulos odoríferos que los visuales o auditivos. Si el beagle percibe que usted tiene algún suculento premio hará muy bien lo que le pida. Los premios alimenticios pueden sustituirse por otros que el perro identifique por su olor (un guante, una prenda de vestir, una pelota)

Muchos propietarios de beagles se angustian por que su perro olfatea y escudriña mucho entre la basura. Ello es lógico teniendo en cuenta su sensibilidad olfativa, pues el olor producido por los alimentos y materiales en descomposición es más fuerte e intenso que otros olores, por ello es mejor mantener la basura bien tapada, en lugar de estar castigando al perro constantemente.

Esta sensibilidad también es importante a la hora de establecer el sitio donde el beagle hará sus necesidades fisiológicas. Si se premia al perro de forma conveniente el reconocerá rápidamente donde es "su sanitario". Aquí también el castigo es contraproducente.


2. Instintos

Los instintos de los beagles tienen un nivel medio-alto.

Instinto de muestra: Es la capacidad innata del perro para mostrar la caza. El beagle efectúa esta función a través de sus ladridos, mas frecuentes y eufóricos a medida que se acerca a la presa.

Instinto de cobro: capacidad innata para traer la pieza de caza a su líder o cazador. El beagle respeta la jerarquía del hombre, si está debidamente entrenado y le entregará la presa por que su mayor satisfacción es efectuar la caza.

Instinto de caza: capacidad innata para perseguir y hacer presa a la caza. El mayor de todos los instintos del beagle es el de cazar y por ello presenta un nivel muy alto de desarrollo. Como se ha dicho, en función de este instinto se desarrollan todas las demás características psicológicas del perro.



3. Carácter

La excitabilidad en el beagle es baja. Se trata de un perro que no se altera fácilmente. Él observa las situaciones y luego reacciona. Esto puede en ocasiones facilitar el entrenamiento en la medida en que el perro no se asustará ni se amedrentará frente a los estímulos negativos que suelen dar los entrenadores (cosa no plausible). Pero en ocasiones también puede dificultar la labor de adiestramiento por que el perro se desconcentra a pesar del estímulo que le demos.

Como se dijo, el beagle corre y a la vez que ladra de acuerdo a su proximidad de la presa. Su excitación aumenta cuando está cerca de su objetivo y ello le lleva a ladrar para avisar a su amo. Esta característica en ocasiones se traduce en un rasgo que a muchos propietarios citadinos no les agrada: Cuando el beagle es muy sedentario, cualquier cambio en su entorno lo llevará a ladrar insistentemente y muchos amos reprimen ésta conducta, con lo cual confunden al perro quien simplemente está avisando una circunstancia que debe ser constatada por su amo.

Se debe tranquilizar al perro cuando esto sucede y mostrarle que no existe ningún motivo para su exaltación. También debe ser premiado cuando nos advierta de un peligro real.

Es un perro noble y no agresivo. El beagle tiene un nivel medio en esta característica, lo cual indica que resistirá cualquier castigo de su amo. Esto también se deriva de sus características venatorias. Todos los perros cazadores deben dejar que el amo sea quien tome la presa. A pesar de la ansiedad que siente el beagle por alcanzar su objetivo, una vez llega a él deja que sea su amo quien lo cace.

Sin embargo su nivel de agresividad no puede ser muy bajo, puesto que en este caso rehusaría ir detrás de la presa.

La valentía y agresividad del beagle no se expresa en su voluntad de combate sino en su capacidad de llevar a cabo cualquier acción para conseguir la presa. Por tanto no se lo debe forzar al combate ya que esto le producirá mucho estrés.

La nobleza le permite al beagle amoldarse bastante bien a las rutinas del hogar. Dentro de los perros de rehala, el beagle es uno de los más atractivos para vivir con la familia.

No se debe abusar de la nobleza del beagle infligiéndole graves castigos so pena de obtener un perro nervioso.

La nobleza se Beagle entra en conflicto con su independencia y ello produce que su voluntad de complacer al amo tenga un nivel medio. Generalmente hace lo que el amo le indica, pero en ocasiones hace lo que él quiere. Son sus momentos de libertad. Esto saca de casillas a muchos propietarios que quisieran tener un perro casi robotizado, autómata, sin voluntad.

Motivación para el trabajo. El beagle generalmente está dispuesto a realizar cualquier actividad física. Puede pasar de un estado de reposo a uno de actividad sin alterarse ni demorarse demasiado. Este comportamiento está asociado a su instinto de caza, y por ello su disposición de trabajo se relaciona con salir a olfatear, a jugar, a caminar, a perseguir un objeto, a hacer ejercicio. Los propietarios del beagle saben que a estos les "gusta la calle" por que es allí donde ellos encuentran un universo de olores y objetos nuevos que les permiten desarrollar sus capacidades innatas.

Por esta razón, se los debe procurar sacar a pasear frecuentemente, intentando hacer recorridos diferentes que exciten sus sentidos, de esta forma estarán tranquilos, desestresados y cansados y "un beagle cansado, es un beagle educado".

Las salidas a la calle no se deben reducir a dejar amarrado el perro a una banca del parque mientras hablamos con nuestros amigos, por que ello frustraría más al perro, quien necesita explorar, rastrear y ejercitarse.

Independencia. Definitivamente el beagle es un perro independiente, que toma sus propias decisiones y resuelve los problemas a su modo. También esto proviene de sus cualidades venatorias (para la caza). Todos los sabuesos son independientes. Ello no quiere decir que no obedezcan a su amo, o que no le tengan una gran devoción. Lo que sucede es que en la función de caza es deseable que el perro tome sus propias decisiones. Si para dar cualquier paso un beagle tuviera que estar consultando a su amo nunca lograría dar captura a la presa.

Generalmente el beagle se adelanta a su amo siguiendo velozmente el rastro, penetrando en la espesura, escalando, saltando, corriendo, nadando y finalmente anunciando el hallazgo de la presa a través de sus característicos y armoniosos ladridos.

Nada de esto puede ser hecho por una raza faldera, temerosa, que mira todo el tiempo a su amo pidiendo aprobación.

Sin embargo, en la ciudad, un beagle sometido a estrés, puede escaparse velozmente apenas se le presenta la oportunidad de una puerta abierta. En este caso es importante no presionarlo demasiado a que regrese sino incentivarlo, incluso con comida.

Es un perro sociable. El que sea independiente no lo hace un perro tímido, huraño o solitario. La raza fue diseñada para cazar en jauría. Los perros se guían los unos a los otros y todos llegan a la presa. Por esto el beagle debe estar en contacto frecuente con sus amos y con otros perros. No es deseable mantenerlo sólo. Las situaciones de aislamiento pueden producir en el beagle un nivel de ansiedad que lo puede llevar a realizar grandes destrozos, si los amos no han tomado las precauciones necesarias. Nunca subestime la potencia de éste animal, él es muy capaz de destrozar completamente una habitación en poco tiempo. Aunque esto rara vez ocurre, es mejor prevenir intentando mantener su perro cerca de usted y de otras personas y animales.


4. Inseguridad

El beagle no es un animal inseguro. Todos los niveles de inseguridad tienen un nivel muy bajo en su perfil psicológico. Aquellos ejemplares que tienen problemas por nervios, generalmente se lo deben más a la educación recibida que a su disposición genética.

El Beagle es un perro arriesgado de gran valor e intrépido. Muchas veces escuchamos a sus propietarios quejarse diciendo que son perros "locos", "brutos", por que su valor los lleva a realizar acciones que parecen casi suicidas. No podía ser de otra forma para una raza que fue creada para internarse en los bosques con el objeto de buscar animales salvajes, veloces, inteligentes y en algunos casos agresivos. Por ello el beagle no debe sentir miedo de enfrentarse a nuevas situaciones, ruidos, animales, personas o cualquier evento estresante.

No se preocupe mucho por el beagle, a pesar de su pequeño tamaño él es capaz física y psicológicamente de hacer cosas que lo sorprenderán.

Este arrojo del beagle debe ser incentivado, ya que es una cualidad natural, no un defecto. Esto también se puede lograr con el entrenamiento. Es muy importante que el beagle tenga metas en la vida, y esas metas se las dan sus amos. Cuando los amos no le proporcionamos actividades, ellos se estresan y se "inventan sus travesuras", y aquí vienen los problemas de destrucción de objetos, ladridos constantes, nerviosismo etc.

Toda la energía del beagle debe ser encausada, ya que reprimirla puede constituirse en un muy grave error.


5. Adaptabilidad

Como se dijo anteriormente el Beagle se adapta bien al mundo y circunstancias que le rodean. Por ello se acomoda bien a la vida en un hogar, sin importar su tamaño. Vive bien en espacios amplios o reducidos siempre y cuando se lo saque frecuentemente a la calle.

A pesar de que prefiere vivir cerca de sus amos, puede adaptarse a vivir en perrera, aunque siempre estará intentando acomodarse sobre la cama de sus propietarios.

Su mayor nivel de adaptabilidad se encuentra en el terreno, ya que puede trabajar en todo tipo de éste, sin ningún problema. No rehúsa entrar al agua, al fango, a terrenos áridos, quebrados, empinados, pedregosos. Es buen escalador y no le dan miedo las alturas.

En la convivencia todo esto se traduce en que se debe tener cuidado en como se disponen las cosas de la casa, por que el beagle puede ingeniárselas para trepar y alcanzar su botín.


6. Capacidad de aprender

La capacidad de aprender del beagle tiene un promedio medio-alto

El beagle se concentrará durante su adiestramiento, siempre y cuando tenga estímulos para hacerlo. Especialmente odoríferos.

El beagle tiene dotes para seguir rastros a larga distancia. Es decir, es un perro concentrado y perseverante cuando define un objetivo. Esta cualidad es vista como un defecto por muchos propietarios, quienes afirman que su perro es testarudo y obstinado. Pero, estas personas están desconociendo una característica innata del beagle que no se debe reprimir sino encausar para obtener todo el maravilloso potencial de éste perro.

En efecto, la concentración del beagle es mayor que la de la media en su clase y por ello es fácil de entrenar, contrario a lo que muchos piensan. Para lograr el entrenamiento hay que aprovechar su buen olfato y su voraz apetito y con ello el perro hará todo lo que su amo le ordene.

El entrenamiento debe ser consistente. Deben utilizarse órdenes claras y dársele un objetivo al perro. Nunca jugar con sus expectativas castigándolo y siempre procurar dejarlo hacer uso de su iniciativa para resolver los problemas.

Su tasa de retención es media, por ello en el adiestramiento es necesario hacer bastantes repeticiones y una vez que aprenda debe ser reforzado periódicamente.